Pensaba decirte que el otro día escuché una canción que me recordó a la forma en cómo me tocabas. En como nos escondíamos en tu coche y me dabas besos en la oreja. O en como fruncías el cejo cuando me reprochabas que no te había escrito mensaje de buenos días. Pero luego, me acordé, de que no te echo tanto de menos. Que sólo te siento, algunas veces en los sueños. Sólo para darte celos en ellos. Que ya no sonrío cuando me hablan de ti y ni siquiera, menciono que una vez te conocí.
Y luego, conozco a X en aquella fiesta abarrotada de gente, sus ojos brillando y yo intentado fingir que no me he dado cuenta. Que no he notado su respiración cerca y el ligero compás de sus piernas haciéndome señales para que me acerque. Y resulta que en la fiesta es obligatorio, escribir una nota misteriosa a alguien que nos guste. Y apareces, tú. Mirándome como si nunca te hubieses ido. Y mi corazón intentando huir. Y mientras tu me miras y yo aparto la mirada, se oye en los altavoces el primer mensaje: "Te besaría". Y al girarme, aparece X detrás, y al contacto con sus dedos me desvanezco. Como las notas musicales se pierden en el aire.