A Nina nunca le había gustado Francia.
En la escuela había aborrecido estudiar francés. El por qué de tantos acentos la sacaba de su sitio. Decían que se parecía al catalán en la pronunciación, pero en la forma de escribirlo seguro que no.
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2006 y conocería a Clément. No tuvo que ir demasiado lejos para hacerlo.
Vacaciones de verano. 2 semanas en la playa. Junto a su mejor amiga. En la terraza de un pub.
Nina se sintió atraída des del primero momento que sus miradas se cruzaron.
Sus amigos se acercaron para conocerlas. Pero C, se quedó en su mesa. Y eso a Nina le ruborizó la sangre. Si hubiese tenido el valor suficiente, se hubiese levantado y le hubiese arrastrado hasta su mesa.
A Nina le gustaban los imposibles. Las cosas que requerían imaginación y trabajo.
Su cita preferida era hacer un picnic. Dónde fuese. Con un mantel de flores rojas y una tableta de chocolate blanco. Comprar fruta natural y queso para untar. Encender una barrita de incienso para envolver ese momento. Un radiocasete o mp3 con altavoces y música de ambiente, en inglés mucho mejor.
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Los días sucesivos a su fortuito encuentro quedaron todos unas cuantas veces. Playa, piscina y fiesta. Pero de Clément, sólo sabía su nombre, su edad y que era francés. Y las vacaciones terminaron. Se intercambiaron mails y msn.
Cuando llegó a casa, ella le buscó insaciablemente. Buscó también todos los libros de francés que tenía olvidados en el armario de su habitación y decidió apuntarse nuevamente a clases.
Al cabo de unos días, tanto ella como su amiga recibieron correos de los chicos de la playa. Y se sintieron estúpidamente felices. Nina podía notar como su corazón dejaba paso a la sangre para que éste se rellenase de nuevo y se distribuyese en menos de un segundo por el resto del cuerpo. Cosas de la ciencia.
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2008. De viaje a la costa de Francia. Destino Marseille.
Clément esperándolas en el aeropuerto. Irreconocible.
Segunda noche todos juntos. La amiga de Nina ocupada. Y ella con un francés de título y sin ver a Clément.
Diez minutos más tarde. Se le acerca con una copa en la mano y con un español bastante acertado le dice:
"Te he echado de menos" y ella sonríe.
Más tarde, los dos se miran. Y él se atreve a decirle " me gustaría recorrer tu espalda sólo oliéndote, desearía poder poner mis manos donde empieza tu falda y descubrir que el mundo está lleno de fuegos artificiales. Y entonces, te acercaras a mi oreja y me susurrarás bajito que te bese, muy lento. Y lo haré. Y te diré que tengo ganas de hacerte el amor sin quitarnos la ropa. Y tu te morirás de ganas de salir de aquí. Y te pondrás a bailar y tu falda corta subirá sin darte cuenta. Y yo me pondré celoso como nunca..." De repente Nina, se le acerca y le dice " no tienes que pedirlo. Sólo hazlo".
(Aprovecho para decir(le) a alguien : Felicitats!.Tot i que no s'ho mereix, gens.)