jueves, 30 de julio de 2009

Catorce de marzo del 2mil8

Me gustan las nubes. Son el eterno paraje por el que perderse un dia soleado. Soy a la que le gusta el verde, ese verde intenso que amuebla las paredes de mi iluminada habitación. Soy a la que le gusta el mar, cuando ondea suavemente y rompe sus olas sobre el puerto. A la que le gusta el olor de un libro recién estrenado, ese libro que esperas con todas tus ansias poder leer, del que no te desprendes ni para dormir, con el que sueñas que eres la protagonista de la historia que siempre quisistes inventar y vivir. A la que le gustaría irse a Roma solo para reconocer los pasajes de esos libros que devoró en una semana. Soy a la que le gusta sentarse en un banco cualquiera, de una plaza cualquiera y observar a la gente, pensar que es de sus vidas, a que se dedican y si son felices. A la que le gusta perderse por las calles vacías de gente, esas por las mismas que se pierden los protagonistas de sus sueños. A la que le gusta escribir aquellas historias que hablan sobre amores prohibidos, pasiones sin vivir y finales no siempre deseados. La que se muere por una buena canción, sobretodo aquellas cantadas mientras duermes, en silencio junto a la oreja. A la que le gustan los sábados con un café en la mano y mucho sueño y quizá des de hace poco los miércoles (cómo el título de mi otro blog), incluso hasta altas horas de la noche. La que siempre quiere más, la que desea que las cosas sean mejores de lo que son, la que a veces (casi siempre) se siente invisible, la que añora los besos que se dan porque sí (y que se muere por darlos, aunque a veces le dé vergüenza). A la que le gustan los atardeceres en el coche y dejarse perder entre un manto azul oscuro de estrellas fugaces. La que sueña todos los días aquello que quiere que pase y que sabe que no puede ser. La que se siente fugaz, a menos de un metro del cielo. La que siempre está pendiente de lo que dicen los demás, la que por dentro siente tanto miedo que no sabe que hacer con él. La que quiere perderse...
y llegar a la luna.
Quisiera ser la que no debe dar explicaciones a nadie.
Y así sentirse menos cobarde.
Foto: París '06
Suena: clica en miércoles!

sábado, 25 de julio de 2009

Me moriré de ganas de decirte (que te voy a echar de menos).

Jugábamos a enterrar palabras en la arena, a que las olas se llevaran nuestros amargos recuerdos. A darnos besos bajo el agua y que nuestros labios se quedaran impregnados de ese sabor salado, sabor a agua marina, a mundo debajo del agua. Nos cogiámos de la mano y queríamos grabar bajo la piel todas aquellas sensaciones que el agua se llevaba cuando dibujábamos un corazón en la arena. Queríamos sentirnos dioses de nuestro propio momento, crear universos juntos, crear constelaciones de la química irresistible que desprendíamos. Dejar que el dolor de garganta se colara en forma de mariposas en nuestro estómago. Subir los peldaños de aquel faro en medio del mar, de diez en diez, que nos faltara el oxígeno al llegar arriba, iluminar(me) con su luz, quedárnos dormidos con el insistente sonido que hacen las olas al romperse contra las rocas. El mismo sonido que hace mi corazón cuando tu lo tocas, cuando siento que poco a poco se va perdiendo una pieza de ese puzzle imaginario que nos inventamos para poder vivir mejor.
Jugábamos a inventarnos sueños, a pintarlos de colores. A juntar estrellas, a escribir listas imposibles de cosas por cumplir, a darnos besos en la espalda, en el cuello. A recorrer a ciegas nuestros cuerpos con una venda en los ojos, como si mañana no fuéramos a vernos más. A saltar a la comba y reírnos tanto que nos exploten los tímpanos de los oídos. Recordar aquella tarde en que bailamos juntos, que nos despertamos en la misma habitación sin antes habernos visto con la mirada penetrante.
Jugábamos a encontrarnos por casualidad en aquel pueblecito de playa que conocí por casualidad en aquel libro que me regalaste, para que no dejara de soñar-dijiste. Jugábamos a que mañana no llegara, a que cuando cerrara los ojos y contara hasta 3siguieras ahí. Siguiera ahí.
A que mañana estubiera aquí.
Lejos, supongo.
*Titulo: Canción "con las ganas" de Zahara.

jueves, 23 de julio de 2009

La última calle a la izquierda*

Se despertó sonríente. Aquella mañana iba a ser la mejor-pensó.
Había dado tantas vueltas ya, que no podía imaginarse una mejor ocasión para expresarse.

Se había dado cuenta, que des de aquel momento en que le vió por primera vez tenía muchas ganas de vivir, en realidad se sentía viva. Hacía tiempo que no se paraba a pensar porque vivimos sumergidos en la rutina de todos los días, sin aprender a vivir el momento, el instante, aquel minuto o segundo que es único. Que a veces, darías todo para volver a recuperar aquello que no disfrutaste.
Siempre había creído que las frases de amor no estaban hechas para ella. Que el amor, era un juego entre dos personas que sentían lo mismo. Que cuando estás agusto con alguien y sólo quieres estar con él a veces las palabras sobran y ella sentía que eso era mucho más amor que una frase, que otras veces había escuchado sin sentimiento.

Esta vez tenía ganas de vivirlo todo. Y con todo quería escucharle cerca, sentir su aliento enfrente del suyo. Distinguirle entre la multitud, buscarle y encontrarse. Que le hiciese cosquillas de improvisto. Echarse unas risas mientras bailan al son de la música. Mirar las estrellas junto al mar. Decirle que se parece tanto a lo que no buscaba que por eso se siente tan agusto. Y es que en realidad, no sabe si algún día le besará, pero si sabe que quiere que la saque a bailar, que la abrace, de que sin querer la coja de la mano-muy fuerte-para que no pueda evitar sonrojarse. Mirarle a los ojos y que le brillen.
Decirle todas aquellas cosas que nunca ha dicho antes, decir todo aquello que se pierde cuando dos personas no sienten lo mismo y disimular que no importe, sentir todo aquello que no está permitidio sentir, todas las miradas que no se entregan, todos los besos que no se dan, todos los miedos que tenemos pero no decimos. Todas la veces que gritaríamos de rabia, de dolor, de soledad...
Por eso, aquella mañana (quizá) todo iba a cambiar.

sábado, 18 de julio de 2009

A 999m del epicentro

Por las noches te sueño. Tengo sueño. Y luego me cojo un bus subterráneo que aparca cerca de tu alma. Pero sin tocarla, sólo la rozo a 1000 rpm. Porque las segundas oportunidades siempre llegan tarde. Así que monto un chiringuito, saco la tienda de campaña y me echo unas cartas. Más bien un solitario. Cierro los ojos y tus manos tocan mi alma. Y me imagino cómo sería todo si estuvieses conmigo en este viaje.No se de que sirven todas las señales que te envío, odio tenerte tan cerca y que no puedas verme, mi sistema inmune trabaja todas las tardes que comparto contigo y fabrica tantos glóbulos rojos que me ruborizo enseguida. A veces, se me para la respiración y me sudan las manos cuando pronuncias mi nombre y rozas mi piel sin quererlo, y a mí se me erizan los pelos. Y entonces tengo miedo, miedo de no poder controlarlo. De no poder dejar de sonreír (te), de no poder dejar de imaginar (me) contigo. De inventarme universos paralelos al nuestro. De flotar en medio de océanos fabricados por corrientes de aire. De que el suspiro de tu voz me magnetice, de que me recorra tu aliento e inunde mis pupilas. Dicen que se irán los besos que nunca nos dimos. Dicen que nuestro error fue querernos sin saberlo. Que como cuento los días sin quererte. Que no tengo agallas para olvidar de nuevo, que mis noches no serán reversibles, que no les puedo poner titulo a las canciones inventadas, que no hay aire suficiente entre tú y yo. Que no hay nudos que deshaga ni sábanas que cambie. Que estoy harta de aprender a inventar historias, que se me envenenan los recuerdos. Y no sé si echarme a correr o ponerme a pensar en la soledad que pintará mi habitación, en las tormentas que inundarán mis caricias.


Y cerrar los ojos, imaginar que he perdido el último avión dirección al espacio.
Empezar a contar todas las palabras que te he escrito.
Explicar (nos) todas las canciones que llevan tu nombre y tú sin saberlo.




He creado este nuevo blog. que es una continuación del "esacancionqnopodrasolvidar" porque no me iba bien. La dirección de mail me daba error muchas veces, y me costaba cargar las cosas. Espero que sigais leyéndome, a pesar de cambiar. A este nuevo blog le he concedido un nombre muy similar al anterior, para que sepais que soy yo.