martes, 30 de marzo de 2010

y sin dudar todo se evaporará*



Querido, quizás:
No quiero escribir(te) mentiras.
He tenido varias oportunidades de conocerte. De tocarte. De inventarte.
Puede que casi de besarte en un ascensor. O de sentirte debajo de mi ropa. De que seas el aire que entra e invade mis pulmones. De rozarte despacio el lóbulo de tu oreja derecha.
Quiero contarte (un secreto)
Hace poco me preguntaron: "¿ te has enamorado alguna vez de alguien que no conoces?". Y mi respuesta, fue que si.

O es ¿qué nunca has soñado con alguien imposible? o quizás, nunca has deseado encontrarte en un café a ese chico con el que has soñado durante tanto tiempo, o encontrarlo paseando en un parque o leyendo un libro en la estación de metro, o cruzarte con él por la calle un sábado por la mañana, sonreírle de casualidad a un extraño y que resulte ser el chico de aquella serie que te gustaba tanto o el protagonista de aquel libro que tantas veces has leído, sólo por creer un poco más en él. O ir a un concierto y que tu seas el punto fijo de su mirada y sepa que eres tu lo que andaba buscando en cada ciudad.
Me he enamorado pocas veces. Y en algunas, he hecho todo lo (im)posible por no llorar.
Pero a veces, eso es estar enamorado, de alguien que puede que sólo Tú hayas imaginado. Qué todo sea tu culpa. Y eso es, jodidamente doloroso! Por eso, puedes haber estado enamorado, pero debe gustarte mucho sufrir, también. Y a mi, creo que (suele) gustarme.

miércoles, 24 de marzo de 2010

...que difícil parecen las cosas, a veces.


A y F se encuentran todos los días. A la misma hora. En el mismo maldito ascensor. Y nunca han sido capaces de sonreírse. Ni de decirse un "buenos días" el uno al otro.
Y esta mañana llueve. Cómo no hacía des de hacía tiempo.
---------------------------------------
A se ha olvidado los guantes azules en el piso de J. ¡Vaya mala suerte! No sabe si subir otra vez, y perderse el encuentro con F, o por un día des de hace tres años, saltarse esa rutina. Esa rutina, que no sabe como olvidar.
A J le conoció en un karaoke mientras sonaba Tonight's the night del magnífico Rod Stewart. Llevaba un jersey violeta que combinaba con sus deportivas y tenía las manos grandes como a ella le gustaban. Se enamoró perdidamente cuando se le acercó con una bufanda azul marino y le dijo que era la mitad que andaba buscando. Pero, ahora, el fuego se había extinguido, cada día había menos bosques que apagar. Casi seis años después, cada mañana en el ascensor, sentía que le estaba siendo infiel, con un casi completo desconocido. Por el que sentía algo más que un simple cosquilleo, ya.
--------------------------
F se olvidaba del mundo cuando subía al ascensor, todas las mañanas, antes de irse a clase.
Hace tiempo soñaba con que el ascensor se parase, y se quedaran encerrados durante horas y que aprendieran a hablarse, a mirarse, a sentirse cerca e incluso a tocarse. A gritarse por dentro, a besarse efusivamente. A hacerlo todo, lento y rápido. Que se notaba que el ascensor ardía cuando los dos estaban a menos de dos segundos del primer latido, del segundo despertar, de la tercera canción del reproductor y de la cuarta planta antes de llegar al cero.
Joder! 3 años. 3 años mirando el reloj. Deseando que siempre fuesen las diez de la mañana. Que se cruzasen al salir en el portal, que se encontraran en el pasillo de la facultad, que lo hiciesen de fiesta por la ciudad y que cerrasen los locales juntos. Pero, estaba J. El vecino del cuarto primera. El chico de las gafas de plástico negro. El contrincante en este juego que aún no había llegado a empezar.

Y encima, hoy llovía, y había olvidado su paraguas. Sólo cinco minutos para decidir si volvía a entrar en casa y se arriesgaba a perderla o entrar en casa y volver a despedirse de Belén, con un beso, otra vez.

domingo, 14 de marzo de 2010

Qué a tu lado, campeón.


El calor que sientes cuando llegas a casa es lo mejor. Es como unas Navidades.
Es lo mejor de estar una semana fuera de casa. Llegar y sentir el calor que hace en ella.
Reconocer el olor y sentirte segura. Ver tu cama y entrarte una ganas enormes de meterte en ella. Nunca hubiese imaginado que se puede añorar tanto una casa.
Cuando he llegado, he dejado la maleta tirada por ahí. Reventada después de pasearla por medio metro, hacer transbordo a la L5 y luego coger el tren hasta casa. Suerte que esta maleta puede aguantarlo todo, después de haber viajado tanto. No como yo...igual voy a tener que comprarme un suplemento vitamínico para que me de más vitalidad y energía y que a las 3 de la tarde no me apague por completo como ahora, que me entra un sueño siempre...

Pero llegar a casa, también es, contar mentiras. Decirles a tus amigos que todo te está yendo estupendamente ( y no digo que las cosas me van mal), contarles todo lo que haces pero adornandolo todo un poco.
Te llama tu mejor amigo, y le preguntas que qué tal todo. Y él te cuenta sus novedades, qué tal le va todo, si a conocido o no a alguien. Y sin que te lo pregunte, vas y le cuentas todo el rollo, en plan " a mi también me va todo muy bien, no me he enamorado, aún, pero estoy conociendo a gente" y él te mira y te dice "que se alegra" y tu en el fondo crees que te tiene un poco de envidia, o a lo mejor, le tienes tu a él. Y quisieras poder decirle, que a pesar de que te has mudado por un tiempo, tu vida sigue siendo igual que antes, que sigues pensando que nunca te va a pasar nada bueno, que a pesar de los más de 20' que pasas cada día en el metro aún no te has sentado al lado de ningún chico "guapo". Y que estás harta de fingir y de que quieres salir corriendo todo el tiempo. Que levantarte a las 6 de la mañana es un "coñazo" pero que luego te ríes un montón. Y todo eso, y mientras los dos os sonreís.
Y él te desea suerte y tu a él. Pero desearías un abrazo de "tranquila". Y todo se vuelve estático y tú, vuelves a sentir ese calor. De querer y no querer irte, otra vez.

viernes, 5 de marzo de 2010

deux minutes*

Las 6. Y el mismo café que ayer.
Las mismas ganas de ahogarse. Dormir en el sofá.
Despertarse oliendo a otoño.
---------------------------------
N se despierta y cree que mañana será otro día.
Hace 14h que M se ha ido y no sabe si lo echa de menos.
El grifo chilla y deja caer lentamente el agua, caliente. La radio se clava como cuchillos en sus orejas. El jersey morado de M colgado en la manilla de la puerta.
Cruzarse fue una casualidad e intentarlo todo un hit.
4' para cruzar la calle y llegar al metro. Gente que se sumerge, corriendo y algunos leen tranquilos su libro. Los ve, ahí, como si el mundo no fuese a detenerse nunca. Y suena su móvil, un mensaje matinal? ¿Quién quieres que sea?.
Pero no. Es A que dice que llega tarde y que la espere en la L3 dirección Catalunya. ¡Vaya!
--------------------------------
A más de 2000km de casa. Una maleta a rastras. Un cepillo de dientes que se siente solo en el neceser. El teléfono sin apenas cobertura y luego cambia el operador y se enciende una lucecilla roja que es el piloto automático, recordándote que te abroches el cinturón que tus pies van a tocar el suelo.
Y miras su foto, que tienes en el bolsillo de tu chaqueta interior. Y ves lo guapa que es. Y lo mucho que vas a echarla de menos...todo el tiempo. "No se que va a pasar contigo" dices para ti. Y te echarías a llorar. Y la imaginas con sus botas de agua pisando todos los charcos y esperándote en la puerta después de más de 12h trabajando, con una sonrisa pintada en los labios y con muchas ganas de contarte cuantas sonrisas había regalado.
-24días sin reloj. Sin mundo. Sin canciones para ella.
Y luego le envías un sms diciéndole "que hoy es martes 5 y ya suman 7. Y que huele a otoño en la caja de madera rosa".