lunes, 31 de diciembre de 2012

Es un deseo que quiero compartir


Este año he escrito sobre mi y los míos como nunca antes había hecho. He escrito sobre mis sentimientos referente a muchos temas personales. Me he descrito a mi misma sin tener que recurrir a algún personaje ficticio. Éste, que ha sido un año malo en muchos sentidos de mi vida, también me ha enseñado quien está a mi lado y quien sé que siempre estará.  Que no hay gente mala, sólo que no saben como arreglar las cosas. Que no saben lo que significa el poder de un abrazo o una llamada por la tarde preguntándote que tal estás. Tal vez, yo en su momento tampoco supe como hacerlo, por eso les entiendo. 
A pesar de todo esto. Este año me ha traído amor. En mayúsculas. He aprendido a respetar al otro, a ser tolerante con sus ideas, a compartir las mías. A no tenerle miedo a superar las dificultades estando él a mi lado. Este año he querido más que nunca, con muchas más ganas para continuar haciéndolo. Con ganas de él y de nosotros. Sé que mi familia siempre estará, aunque vengan tiempos más difíciles o aunque me equivoque de camino. Pero, si tengo que resumir mi año en un momento, en un momento de felicidad absoluta o de lágrimas por el camino. Si tengo que acabar diciendo que ha sido lo que más me ha llenado este año, no me cabe ninguna duda que has sido TÚ. Lo digo con los ojos cerrados, a tientas, con el corazón abierto, rojo y caliente. 
Y lo siento, si esto es empalagoso o demasiado. No he encontrado nada mejor para resumir mi año.

Així que, com diu la Beth, t'ho diré en català perquè T'estimo. Gràcies per ser-hi, per prometre que et quedaràs. Per continuar sumant històries, vivències, emocions. 

sábado, 22 de diciembre de 2012

A little piece of me

Nunca hubiese imaginado que volver a escribir le costase tanto. Siempre había creído que ahora que estaba enamorada, las palabras le saldrían a borbotones de su boca, que sus neuronas funcionarían a un ritmo acelerado. ¡Qué equivocada estaba! Antes se sentaba delante del ordenador y sus dedos fluían por el teclado a una velocidad imposible de seguir. Las ideas se amontonaban ansiosas por salir. Todo el día tenía ganas de componer desde poesía a relatos cortos en los que salía su alter ego; en cambio, ahora se obligaba a sentarse delante del ordenador, se obligaba a pensar historias interesantes que pudiesen captar al lector. Esto de imaginar que le gustaría a la gente es tan subjetivo y complicado...nunca sabes que les puede gustar. Igual la cosa más ridícula y cotidiana triunfa, como no lo haría la historia con más adjetivos extraordinarios que hayas podido escribir. Esto de inventar historias tiene su lado bueno y su lado malo. Puede transmitir mucho a los demás como puede cansar y parecer demasiado pasteloso. De echo, solemos escribir sobre algo que nos gustaría que nos pasara, sobre aquella escena mágica que vemos en una película o sobre como te imaginaste tú, la parte de tu libro preferido. Si sabes escribir sobre otros temas es que realmente lo tuyo sí es escribir y no parecer que escribes.
No sé, puede ser que sólo necesite un poco de espacio para volverse a encontrar. Porque las situaciones personales (no sólo el amor) también influyen en como te sientes, y si no pasas por tu mejor momento, tus creaciones personales también puede ser que se sientan resentidas por el cambio. Aunque antes solían ayudar, ahora puede ser que estorben. 
Lo que si se prometió, es que nunca dejaría de escribir, porque escribir era su manera de canalizar sus sentimientos. 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Éxtasis

Granada
Su boca suele ser lo mejor del día. Sus labios rojos, suaves y húmedos. Esa lengua que descansa en el interior, que se entrelaza con la mía en el momento preciso. Justo cuando abres los ojos, despacio, y pestañeas dos veces antes de mantenerlos abiertos. Cuando te desperezas y te das cuenta que sigo ocupando el mismo sitio que cuando nos fuimos a dormir. Que mi cabeza sigue apoyada en el cojín naranja, el que está al lado del tuyo. Luego te das la vuelta y sonríes como un niño pequeño,  me abrazas y quieres volver a dormirte. Pero ya es tarde y yo sólo quiero besarte y deshacernos en mimos. Juntar nuestros pies, los míos fríos. Dar vueltas por la cama, acariciarte lentamente y dibujar una sonrisa pícara. Deseando que no se acabe la mañana y no tengamos que levantarnos nunca. Hacer vaga en la cama. Que la ducha venga a nosotros y nos acaricie con ternura el agua caliente. Que el jabón resbale por nuestras cinturas, tus manos en mis cervicales, y la ropa en la habitación. Te has vuelto a dejar el albornoz colgando en el armario. Y la calefacción bajo mínimos. No quiero salir al exterior. Vamos a contar hasta cien y si a caso nos esperamos a que alguien nos llame, si es para comer, mejor. Y sino, pinta de azul oscuro el cielo que debemos quedarnos dormidos antes de que amanezca de nuevo.