sábado, 21 de julio de 2012

Los días por vivir

Este verano no es verano si no lo comparto contigo. 
Que quiero compartir mis tardes de piscina y mis noches llenas de estrellas. Quiero compartir mis fotos en el agua contigo,  y los abrazos en el mar.  Darnos besos salados y dormir en tiendas de campaña. Recorrer los pueblos de la costa brava a tu lado y de tu mano, con total tranquilidad, sin pensar por un minuto lo que te queda por hacer del trabajo. Que no quiero quedarme sin ti ahora que tenemos tiempo. Dormir hasta las tantas sin prisa por levantarnos. Saber encontrar el equilibrio perfecto entre no hacer nada y hacerlo todo. Navegar entre ciudades de hormigón y pueblos marinos, hacernos fotos juntos y por separado, ponerlas de perfil o enmarcarlas. Descubrir calas y acompañarte. Ir a conciertos y que me veas en "momento fan total". Quiero ver atardeceres o amaneceres o todo. Recostarme en tu hombro y que me hagas cosquillas en el cuello. 
Vamos a cerrar fuerte los ojos e imaginar que vuelve a ser viernes y empieza de nuevo nuestro verano. 

miércoles, 4 de julio de 2012

Je veux te voir

Te sientas en la última mesa de la terracita. Cojines verdes y amarillos a rallas. Botellas de agua en cada mesa, decoradas con acuarelas, una dibujada con frutas verdes, otra con utensilios de cocina, con animales marinos, con veleros azules, y así hasta llegar a una decena. Los farolillos encendidos alumbrando. Una hoja de papel y un lápiz junto a ti. Tu pelo recogido con un coletero que termina en una flor violeta. Una pareja en la mesa de tu izquierda, que se coge de la mano y se da mimos. Un camarero joven que se acerca a ti. Un mojito de frutas del bosque-dices, por favor. Dejas tu bolso grande, lleno de recuerdos reposado sobre la silla de enfrente. Un chico con bigote te saluda desde el extremo norte de la terraza, pero no le conoces. Son las once menos cuarto. La luna se está alzando y quiere reflejarse en el estanque del parque. Una llamada en el móvil. Es él. Pones música en tus oídos. Faltan quince minutos. Escribes Madrid en letras mayúsculas. Y escribes para conocer. Con una venda en los ojos roja te imaginas de su mano, mientras su voz te guía por las calles, en plena madrugada. Mientras recordaís a Alatriste y aquella colección que tienes en la estantería de casa que regalaba el País, cuando tenías doce años. 
Una chica sube al escenario, es inglesa, pero la entiendes. Dice que esta noche dará un concierto en acústico. Y a ti te encanta. Vuelves a mirar el móbil. Las once y diez. Diez minutos tarde, como otras veces. Empieza con "the one" y sacas la cámara de fotos, justo cuando unos labios te rozan la mejilla.  Dice " cierra los ojos, yo te cuento". Y la música invade todo el espacio, dulcemente.