martes, 27 de diciembre de 2011

Abrígame en este frío invierno...

Sierra de Albarracín'11
este año te has instalado en mi. Lo noto por mi respiración, porque suele estar más entrecortada que nunca. Lo noto porque tu frío se ha mudado a mis mejillas y mi nariz parece un congelador o un polo de fresa. Porque mis pies necesitan un forro polar que los abrigue o el calor corporal de otros que los proteja de las corrientes de aire. Lo noto porque tengo más ganas de llorar que nunca, me encuentro más triste, porque no sé si esto es lo correcto, porque no sé aún si este es mi sitio. 
Porque la niebla se cuela entre mis retinas y me hace dibujar paisajes interiores y recordarte en todas las canciones, porque el mar está más lejos que nunca y el vaho alimenta los espejos, porque la gente dibuja corazones en los retrovisores y lleva bufandas de colores y abrigos de plumas. Porque ahora lo que apetece es un té caliente o el caldo de la abuela. Y envolver los regalos de navidad con cintas y papeles con arbolillos y estrellas que brillen. Y recorrer la calle mayor en busca de sonrisas, de la mano del chico que más te gusta en el mundo, descubrirte con la mirada en los vestidos de los aparadores y perderte por las librerías y las tiendas de decoración de Navidad (entre papás noeles y muñecos de nieve y luces intermitentes).
Te has instalado en mi porque las ciudades duermen y en mi casa sólo hay altavoces. Haz que este grito de amor desesperado que llevo dentro salga y consuélame. Ciérrame los ojos y devuélveme. Cántame canciones para que te quiera y sácame este miedo a ruborizarme, despiértame y dime que en invierno también vale la pena vivir. También sirve de algo soñar. (sobretodo si tienes con quien compartirlo luego). Y yo quiero hacerlo. 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

A veces todo vuelve a comenzar...

Cambrils.

Hubo un día que mi corazón se cansó de pedalear. Y cuando ya parecía que no había más solución que desesperar, volviste. Recuerdo nuestro día en mi casa y que prometiste que te quedarías si lo hacíamos los dos. Recuerdo abrazarte fuerte, mucho más que nunca. Dormir junto a ti en mi cama y decirnos todas aquellas cosas que echábamos de menos. Recuerdo también, los días de después. El día del apagón. De releer tu carta en mi ordenador y sentir como el mundo se desvanecía. Cómo entonces supe que me habías esperado demasiado y que tu miedo era algo innegable. Recuerdo que todo empezó a temblar, incluso mis pies y que tenía ganas de llorar pero no quería. Recuerdo escribirte y suplicarte y es que mi corazón a tu lado latía tan fuerte que entonces parecía ahogarse. 
Recuerdo octubre y nuestra decisión. Y tus besos en mi mejilla viendo los fuegos artificiales. Y hablar y hablar. Que el tiempo se detuvo en nuestras bocas. Pasear de la mano y escribirte que me daba miedo quererte demasiado pronto. Nuestra noche en la montaña y nuestras fotos dándonos besos, bailando entre hojas de otoño.
Recuerdo noviembre y mis noches contigo. Los dos. Deseándonos. Recordarte en mi piel.
Y ahora en diciembre, confesarnos que tenemos ganas de nosotros y que vivimos en la ciudad de los enamorados, dicen por ahí que suele estar a tres metros sobre el cielo.  Y yo creo que no nos importa ser pastel y volvernos fucsia. Porque, ahora, mi corazón tiene más ganas que nunca de pedalear, sobretodo si es a tu lado. 

jueves, 1 de diciembre de 2011

Querer del verbo darte gracias :)


Ya sabes que el primer día que te vi, nunca hubiese imaginado nada de esto; pero la verdad es que creo que contigo he crecido. He aprendido a ver las cosas desde otro punto de vista, he aprendido a conocerme un poco más y a saber distinguir entre lo que quiero y lo que no. He aprendido que las cosas a veces tienen que fluir y que se debe saber luchar por un fin. Porque el verbo querer siempre es mucho más valioso e importante que el poder. 
Yo contigo estoy dispuesta a conocer y crear historias. A despertarme contigo por las mañanas y dormir abrazados durante horas. A que mi lista de cosas (que escribí unos años atrás) pueda hacerse realidad. Coger un día el coche y que me sorprendas. A que aunque te hable de libros y películas pastel, el espíritu aventurero también me gusta, y si tu estás ahí para protegerme aún me dejo llevar con más ganas. Sabes, puede que odie el invierno -no porque me resfrie más- pero si me llevases a una casita de madera, con luces y calefacción entre montañas y mucho amor creo que me enamoraría más de ti. Con desayuno en la cama incluído, y un bol gigante de café con leche. O dejarnos perder y encontrar un sitio al que volver, uno nuestro, uno en el que podamos grabar nuestras iniciales. Y componer nuestra banda sonora. Si tuviese que escoger un sitio, sería con mar.
Nunca he sabido describirme en un regalo. Pero me encantan las bufandas de lana con las que puedes darte tres vueltas al cuello, me encanta hablar sobretodo mientras conduzco y escuchar música y cantar. Me gusta aprender a hacer postres y pasear. Las estrellas y la luna cuando despliegan su manto en el cielo. Me gustan los charcos y esas botas de agua que se han puesto tanto de moda. Los pendientes pequeños (pero no minúsculos). Hacer fotografías y "lomografiar" y me encantan las cámaras polaroid. Poner mis pies encima de los tuyos y bailar, que me seduzcan y sorprendan. Escucharte entre suspiros y que me compongan versos y estrofas, rimas de Bécquer. Nunca he sabido describirme en una frase, en una palabra, en un sentimiento.