miércoles, 26 de mayo de 2010

5000 segundos de delirios


2.30 de la mañana.
La nevera marca 4º.La abro y se me congelan las manos. ¡Joder!
Dos botellas de leche desnatada, una lata de atún y una caja llena de barritas para adelgazar.
Mi estómago pidiendo a gritos comida.
Abro el cajón marrón del recibidor, saco el librillo de los teléfonos y veo el anuncio de una pizzeria que sirve a domicilio hasta las 03.00 de la madrugada. Aún faltan 15', puedo llamar.
Y ya que estoy, pido una botella de whisky del fuerte, para ahogarme dentro. Que tengo algunos vasos de esos de película.
Que el trabajo me trata mal. Levantarse a las seis de la mañana no tiene precio.
Presumir que tu vida va de maravilla, delante de tu familia. Que tienes amigos que te llaman y que tienes el trabajo que siempre habías deseado, debería quemar calorías. Y en lugar de eso, me miro al espejo y cada día, me reconozco menos. No puedo dejarlo. No se como hacerlo.
Y encima, mañana u hoy es sábado. Otro día encerrada, entre estas cuatro paredes, otro día viendo telenovelas colombianas. Otro día, pegada al sofá. Pegada a un teléfono que no suena.
Y entonces decides llamar(le).

(dedicado)*
ACLARACIÓN: la chica de la que hablo, no soy yo!! (aunque gracias por los mensajes de ayuda);)

lunes, 17 de mayo de 2010

Sabor a ti#


Te escondiste debajo del edredón azul.
Tan azul como tus ojos. Cómo cuando te pintabas las uñas. Antes. Cuando los nervios aún no te mataban.
Cuando los días eran segundos. Y las horas se convertían en besos. Cuando sus mejillas se llenaban de carmín, el tuyo.
Y en el tocadiscos giraba ese viejo vinilo de Mark Knopfler. Cuándo te sentabas en la parada del autobús y mirabas a través del cristal, a ver si le veías pasar.
Todo, cuando tu corazón no se marchitaba por dentro, como ahora. Y por las noches no llorabas y se te ponían coloradas las mejillas de tanto suspirar.
Me acuerdo, ahora, de aquellos días en los que no llamabas a mi puerta. Y yo no te daba abrazos, y yo no sentía nada por ti.
Y ahora, tengo, cientos de motivos para no hacerte desaparecer.
Tengo cientos de motivos para querer que te quedes a dormir, conmigo. Dándote la mano, ahogándome las ganas de desnudarte y pedirte que te quedes para siempre. Que yo no voy a dejarte. No ahora.

domingo, 9 de mayo de 2010

Jurabas no sentir nada peligroso cuando nos tocábamos.
Y entonces, yo era cobarde, porque me moría de ganas.
Tú decías que cuando pasabas por delante de la ventana de mi habitación, hacías luces para que bajara. Pero mi móvil no cantaba "every time we say goodbye, I wish we had one more kiss". Tú decías que esperabas por mi. Y que veías amanecer en el respaldo de tu coche gris. Y luego, yo te encontraba con un café en la mano, apoyado en el capó del coche, esperándome con una sonrisa, con cara de haber dormido mal.
Los lunes, me explicabas la diferencia que había entre un coffe latte y un café con leche, del starbucks. Y luego pedías un muffin de chocolate para compartir. Y yo me derretía al escucharte. Me gustaba conocerte y que ardiéramos los dos juntos. Que compartiéramos noches de soledad y de calor.
...Y que me dijeras que en mis ojos podías encontrar la luna.
Que tu piel sabía a mar.
Que éramos como estrellas fugaces en una noche de verano.
Cómo casualidades.