lunes, 13 de agosto de 2012

Que esta vez no se acabe nunca más

Roses
Yo antes solía escribir sobre "rolling in the deep" y sobre "universos infinitos", sobre " me muero de ganas de decirte que te voy a echar de menos". Ahora escribo para no olvidar. Para no olvidar como se hace escribir queriéndote. Para transformar los "ojalá que vuelvas pronto" y " me muero por abrazarte" en "te quieros" infinitos y en "que bien estoy aquí contigo". Para imantar las horas, no dejar que pasen los días en el calendario, y si lo hacen que sean a tu lado. Para sacarnos sonrisas cuando a veces estamos tristes y dejarnos llorar en nuestro hombro preferido. Para que digas "hoy quédate a dormir, es todo lo que necesito en este día" o para reencontrarnos después de unos días sin vernos (eternos) y decirte "te he echado de menos todo este tiempo, he pensado en tu sonrisa...". Ahora planifico escapadas a tu lado, días de playa y coche. Ahora en las fotos ya no salimos solos, estamos acompañados. Ahora escucho música que antes no conocía y me gusta. Antes inventamos la palabra ceder y ahora todo viene sólo. Y así es mucho mejor. Es mucho más natural. Antes evitábamos el quedarnos a dormir y ahora es rutina. Antes no había después después de deshacer tus sábanas, ahora es la mejor parte. Ahora sonrío cuando me miras. Cuando lo haces sin que te mire yo a ti. Y que sin querer, un gesto tan convencional, tan cotidiano, tan simple, se convierta en magia. 

miércoles, 1 de agosto de 2012

Retrato de un fin de semana de verano.

Cap de Creus.Roses
Tumbada en el sofá, lo recuerdo. 
Cogidos de la mano, recorremos una a una las calles de Roses, en busca de algún sitio dónde cenar. Luego, nos tomamos un helado y tu quieres bailar sardanes con vistas al mar. El paseo lleno de luces y gente paseando, figuras en la arena, la luna y la brisa que nos acaricia los pies. Hablar sobre lo que vamos a hacer al volver o sobre mañana. Recordamos la noche anterior en el concierto, yo cantando y tu observándome. Bailamos (como Ben), nos dejamos llevar, reímos. Gritamos al son de "Allí donde solíamos gritar", nos dejamos la voz y la vergüenza. Me acompañas a hacerme una foto. Sonreímos al recordar el sitio dónde acabamos, rodeados de franceses borrachos y pequeños pero con una vista sobre la bahía iluminada impresionante. Mi móvil no alcanza la belleza del momento. Descalzarnos y rodear la playa. A las cuatro de la madrugada. Cansados y con ganas. Aún así nos levantamos a las siete para ver salir el sol en el Cap de Creus. Un año después de que lo hablásemos. Aún recuerdo, lo que dijiste, lo que sentí, hace un año. Entonces te giras y me dices que me quieres y traes mi regalo de cumpleaños y no hay nada más bonito que pueda ocurrir . Nos besamos con el sol deseando regalarnos un nuevo día. Retrato cada instante para guardarlo en nuestro álbum. Luego bajamos a la playa y nos bañamos en las azules y verdes aguas de la costa brava. Limpias, impolutas. Frías. Y nuestros cuerpos se abrazan. Se dan calor. Se entienden. Se quieren. Flotando.