martes, 23 de abril de 2013

Desnudemos el alma

Que nos desvista al anochecer, que nos escriba poesía en los ojos, que nos despida en la estación, que nos salude en los andenes del tren, que nos acompañe por la calle de la mano, que nos ayude a decidirnos sobre que camino tomar o que paso debemos dar, que nos ayude a seguir queriéndonos, a seguir lamiéndonos las heridas que pican, a pintarnos el cielo de azul cada día y la tierra blanco paz. Que nos voltee las ganas, que nos escurra el corazón, que lo pinte de rojo brillante, que nos cante canciones al oído para ayudarnos a dormir las noches de soledad en la habitación, que nos invite a cerrar los ojos juntos, a mirarnos sin hablar, a saber que quiere el otro cuando no haya palabras para dar. Que nos cumpla deseos, que nos lea. Que nos de por cruzar el mundo de la mano del otro y nos de ganas de besarnos siempre, que nunca estén de más los besos que tenemos por dar. Que el amor sea nosotros. Que sea una rosa o un libro o una cita escrita a mano en la solapa del libro. Que sea despertares a tu lado. Que sea reírme de ti y tu de mi. Que nos salve de las lágrimas y la tristeza, que nos llene de vida, de paz, de tranquilidad, de saber estar, elegir. Que nos enseñe a conformarnos. Que nos enseñe a querernos, a querernos mejor, a que dure, siempre. 

Bon Sant Jordi 2013 a tots! 

martes, 9 de abril de 2013

Esto es el principio de lo que tu quieras

Estany de Banyoles
Te vi aquel día, en el ascensor, con la cabeza escondida entre los hombros. 
Sonriendo al espejo, arreglándote la ropa, atándote el cordón del zapato izquierdo. Diciéndote, esta noche todo va a ir bien. Y justo, cuando pasaban diez minutos exactos, apareciste tú, en medio de la calle. Después del beso de rigor, te escuché hablar de ti, del mundo, de política y ese fue el instante que debí haber congelado. Me pareciste de lo más sexy, te hubiese puesto las manos encima en medio de toda aquella multitud ferviente, ansiando ver a sus ídolos encima del escenario. En lugar de eso, decidimos caminar, hicimos que el sujeto fuera elíptico, incluso te atreviste a cogerme la mano, quizás pensaste que no iba a darme cuenta. Después de un par de citas más, empezamos a introducir otros temas a nuestra vida, empezamos a querer recorrer quilómetros de autopistas de besos en la espalda, o desde tu frente a mi vientre. Empezamos a introducir el arte de la conversación después del sexo. Y a la mañana siguiente, el ritual de oírte entrar en la ducha y esperarte para que me llevaras a casa. Nos hicimos habituales, amantes, amigos complicados. Luego te convertiste en mi placer adulto y ya nunca más te he dejado ir. Ahora participamos en nuestras vidas activamente. Somos como uno en dos. Y qué haría yo sin poder abrazarte durante más de una semana...Que haríamos con todos aquellos besos que nos robamos cada día, sería diferente la luna a tres mil quilómetros de ti...
Cuando te vi aquel día, nadie se hubiese aventurado a decirnos que estaríamos hoy aquí, los dos. 

jueves, 4 de abril de 2013

Pequeño corazón herido

En toda tu vida aprendes un montón de cosas. 
En el colegio te enseñan las letras y los números. Aprendes a leer poco a poco. Después te enseñan como resolver pequeñas equaciones numéricas como sumar y restar y luego la cosa se complica con sólo unos años más. Así poco a poco, vas descubriendo las ciencias y las letras. Vas aprendiendo las comunidades autónomas y los distintos tipos de montañas que existen. Te motivan a leer desde cuentos a novelas. Hasta que llegas a una edad en que debes decidir que quieres hacer. Con todo lo que has aprendido hasta ese momento, tienes que encaminar tu futuro, tu porvenir. Escoges una rama u otra, según tus preferencias y después de dos años y un examen final con gente que nos has visto antes, has llegado a los dieciocho o diecinueve, si eres repetidor. 
¿Y, entonces qué? ¿Qué quieres hacer? Tú escoges. Pero, la pregunta es ¿te han enseñado a esperar? ¿Y a sentirte inútil?. ¿Por qué no te enseñan que hacer si fracasas?. 
Yo nunca había tenido (tengo) vocación para nada. Cuando iba al colegio siempre había ido alternando que quería ser a la pregunta "de mayor". Cuando cumplí los dieciocho decidí, y la alegría me duró tres años a medias (pero mejor que nada), y ahora me encuentro envuelta en esta crisi que se está comiendo mis esperanzas. Se está adentrando en toda esa parte positiva que tenemos todos ante las frustraciones de la vida. Ahora quisiera volver al colegio y que me enseñaran como actuar delante de la desesperanza, como afrontar que llevas cinco meses en casa buscando y buscando, que esto ahora es tu trabajo: buscar. Que es rutina, que eres tu. 
Me gustaría aprender a reinventarme y sacar provecho de mis dones ocultos. Pero, ¿dónde están? Creo que nunca los he visto. Me gustaría ser de esas personas que se hacen fuertes en las situaciones difíciles y que apuestan por un cambio de rumbo, por dejarlo todo e irse. Por empezar de cero. Con una mano delante y otra detrás. Me gustaría, pero me duele. ¿Cómo debo hacer para que no duela? Qué alguien me lo explique! (Creo que voy a ahogarme). La respuesta no es la huida (canta Maldita Nerea). ¿O, si?