lunes, 26 de noviembre de 2012

Toma de contacto

-¿No me has imaginado nunca quitándote la ropa?

Amanda parpadeó dos veces. De muchas formas distintas, pensó. Como una exploradora en busca de aventura. En busca de acción, de perderse entre las curvas de sus caderas, de ahogar su humor por la mañana entre sus labios, besarle desenfrenadamente como si no hubiese nada. De quererle ahora en este momento, dejar la fragilidad de lado y arriesgarse a conocerle.
Otras intentando hacer de la ternura su lema y perderse entre sus dedos, recorrer su espalda a besos y contarle los lunares que esconde debajo de la ropa. Desnudarle silenciosamente, sincronizar sus movimientos con los suyos, contarle los planes de futuro y escuchar sus latidos. Abrazarle contra su pecho desnudo y hacerle cosquillas en la barriga. Emocionarse con él cuando confiesa sus miedos más prohibidos, más íntimos, más efímeros. A veces, le observa dormido, silente, como si se hubiese quedado a vivir entre las sábanas, rozarle el cuello y susurrarle te quieros al oído. Sonreírle al despertarse, insistirle con desayunos en la cama, con cafés por hacer. Preguntarle que tal ha dormido y contarle sus sueños. Decirse cuanto les encanta estar así juntos, a menos de tres centímetros de tocarse.


Amanda dejó de escribir. Se habían acabado las servilletas de papel en la mesa. Levantó la cabeza y buscó a su alrededor. Entonces, sin ni siquiera darse cuenta, sus ojos grises penetraron en su mirada. 

3 comentarios:

Isabel Motos dijo...

A veces, las servilletas como los minutos, se agotan en el momento más inoportuno...

Kris Diminutayazul dijo...

Los restos que dejan algunos momentos no deben limpiarse nunca...

JOAN dijo...

Brutal!!

Un placer enorme q pasaras por mi Taller de Somnis y aún más que dejaras tu comentario con tan agradables palabras.
No he visto como escribes poesía, pero relatar lo haces de forma magistral!

Una salutació i ens anem seguint!!