jueves, 23 de julio de 2009

La última calle a la izquierda*

Se despertó sonríente. Aquella mañana iba a ser la mejor-pensó.
Había dado tantas vueltas ya, que no podía imaginarse una mejor ocasión para expresarse.

Se había dado cuenta, que des de aquel momento en que le vió por primera vez tenía muchas ganas de vivir, en realidad se sentía viva. Hacía tiempo que no se paraba a pensar porque vivimos sumergidos en la rutina de todos los días, sin aprender a vivir el momento, el instante, aquel minuto o segundo que es único. Que a veces, darías todo para volver a recuperar aquello que no disfrutaste.
Siempre había creído que las frases de amor no estaban hechas para ella. Que el amor, era un juego entre dos personas que sentían lo mismo. Que cuando estás agusto con alguien y sólo quieres estar con él a veces las palabras sobran y ella sentía que eso era mucho más amor que una frase, que otras veces había escuchado sin sentimiento.

Esta vez tenía ganas de vivirlo todo. Y con todo quería escucharle cerca, sentir su aliento enfrente del suyo. Distinguirle entre la multitud, buscarle y encontrarse. Que le hiciese cosquillas de improvisto. Echarse unas risas mientras bailan al son de la música. Mirar las estrellas junto al mar. Decirle que se parece tanto a lo que no buscaba que por eso se siente tan agusto. Y es que en realidad, no sabe si algún día le besará, pero si sabe que quiere que la saque a bailar, que la abrace, de que sin querer la coja de la mano-muy fuerte-para que no pueda evitar sonrojarse. Mirarle a los ojos y que le brillen.
Decirle todas aquellas cosas que nunca ha dicho antes, decir todo aquello que se pierde cuando dos personas no sienten lo mismo y disimular que no importe, sentir todo aquello que no está permitidio sentir, todas las miradas que no se entregan, todos los besos que no se dan, todos los miedos que tenemos pero no decimos. Todas la veces que gritaríamos de rabia, de dolor, de soledad...
Por eso, aquella mañana (quizá) todo iba a cambiar.

12 comentarios:

femalewriter dijo...

ojala todos los amores fueran como tu los escribes...por què muchas veces los amores no eran lo que pensavas..
MIL besos!

Andrea dijo...

Y cualquiera que diga que el amor es otra cosa distinta a eso que has escrito, no sabe lo que dice...o no sabe lo que siente.

david_ts dijo...

Como dices hay que romper un poco la rutina y volver a pensar que las cosas pueden cambiar, siempre y cuando uno se lo proponga..porqué si esperamos a que las cosas vengan solas...pocas emociones podremos vivir.

mua

I dijo...

¿Y por qué no van a poder cambiar las cosas?
A veces es el miedo el que lo impide, pero como hoy estoy optimista voy a darle una patadita al miedo ;)

Besitos!

cora dijo...

Que salga a buscar entre el viento y las ráfagas, entre fugazes y estrellas, seguro que puede sentirse libre y encontrar la felicidad de ese amor.

Ela dijo...

y fue la mejor mañana de todas, estaba llena de magia

un beso

Eme dijo...

viVir, viveMe sin miedo, vivE con fuerzas*

besosdulces*

Djuna dijo...

abrir una ventana y susurrarle al viento un secreto que rompe el día en una docena de pájaros fluyendo cerca de su ventriculo derecho.

Élia Trix dijo...

tengo el cuerpo roto.. la lengua reseca, quizá me he tragado tanta mierda ... tantas habitaciones con una cita, una fecha.. una foto.. sin embargo hay seres que viven de hipocresía eso nos alimenta, nos consume

=}

Élia Trix dijo...

"asignatura pendiente"

Anónimo dijo...

Si algo puede cambiar las cosas es esa "casualidad", esa persona.
"Que a veces, darías todo para volver a recuperar aquello que no disfrutaste." Me encantó este parte, que cierto. Un beso.

Las cosas que nunca se dicen... dijo...

No se puede aprender a vivir el momento, porque el momento ya ha pasado. Hay que vivir el momento en este preciso instante, ni de aquí a 10 segundos, ni en 1 minuto, ni mañana, ni el próximo mes.

"morir de nostalgia por aquello no disfrutaste" me recuerda a uno de mis primeros posts:
Morir de nostalgia
en el que quizás mostraba demasiado de mí. Porque quizás expreso con demasiada facilidad las cosas que nunca se dicen y que para mí son las que más importan.

Morir de nostalgia por todas aquellas cosas que nunca diré, por aquello que no sentiré, por las miradas que no entregaré, por los besos que no daré... y darse cuenta que no la he encontrado, que quizás nos cruzamos sin vernos...

¿Cuantos segundos dedicas al día en pensar que hoy algo puede cambiar? 18 segundos

Un petó, y gràcies per passar pel blog.
Jordi