Estás ahí, lo sé. No dices nada pero estás. Eres como aquella gota de lluvia en el cristal que se queda pegada, toda la noche, todo el día. Día tras día. Hasta que pasas la mano y se deshace.
No quería que te fueras, ni que te escondieras tan rápido. Pero contigo todo era así. Rápido. Casi no me di cuenta y ya no estabas. Ya no estaban todas tus palabras, tus risas, tus cosas guardadas. Tus hasta luego. Ya no estaban tus costumbres o tus manías. Ni tan siquiera tu reflejo.
Pero ahora no se como ha pasado que has vuelto. Tal vez soy yo que te imagino. Que te recuerdo. Tal vez soy yo que oigo tu nombre y vuelves.
No sabes cuantas veces he pensado en hoy. En como sería volver a empezar. En si sabría (de)escribirte. En si recordaría como se hace esto.
Pero aquí estoy. Y aquí estás.