lunes, 22 de febrero de 2010

Hay muchas cosas que querría contarte, pero no sé cómo!

Querido alguien (si existes):
Todo sigue igual. Mi mente parece que no acaba de entender porque todo ha cambiado en tan poco tiempo. Hace unos meses todo estaba bien. Igual debería explicarle que todas las cosas pasan por algo. Aunque las malas, realmente no hacían falta.
Todo el verano me he refugiado en el trabajo. Me he escaqueado. Quizá he hecho como que nada me importaba o como que no le prestaba suficiente atención al asunto. Quizá no lo he exteriorizado, quizá debería haberlo hecho. Y hablarlo, intentar arreglar las cosas. ¿Por qué a veces las cosas pueden cambiar tanto en un segundo?, ¿Por qué reirte con alguien a veces, tiene un efecto malo?. Hay cosas que no se entienden. ¿Por qué lo que afirma uno que no pinta nada en un asunto tiene más credibilidad que mi opinión?.
Las cosas, 6 meses después son diferentes, pero la vida sigue. Mi vida es diferente. No creo que sea mejor que antes. Aunque he aprendido nuevas cosas. Ahora se supone, que debo ser más responsable porque he entrado en el mundo laboral (aunque me siento igual). Ir un día a Bcn me ha cambiado, he cambiado mis perspectivas, conocer a gente de otros sitios abre la mente (o eso dicen).
Ahora estoy haciendo la maleta, creo que me espera el mes más interesante que viviré en mucho tiempo. Y no lo digo por que sea bueno o malo, que no lo se. Lo digo porque voy a cambiar de aires por un tiempo, puede que un mes sea un espacio corto de tiempo, puede que no me cambie la vida, vamos seguro que no. Pero por un mes, seré yo. Simplemente yo. Y la verdad, es que tengo muchas ganas. Será como unas mini-vacaciones. (aunque los findes trabaje).
Aunque puestos a confesar, me gustaría que él siguiera llamándome por la noche, como hizo el sábado. Y se preocupara de si puedo salir o no, y de si me encuentro bien o no, igual que hacía cuando teníamos 16, igual que había hecho antes de ese lunes, que todo se esfumó.

buenas noches, querido*

jueves, 11 de febrero de 2010

A medida que voy creciendo me doy cuenta que cada vez tengo menos cosas que contar.
Y es extraño, porque a medida que uno se hace mayor vive más cosas y se supone que tiene más experiencia. Pero creo, que yo cada vez tengo menos, vivo lo mismo y de la misma manera.
Alguna de las veces que viajo en tren, me doy cuenta que todo en la vida es un camino ( y aunque el mío espero que sea largo), siento como si todos los sueños que tengo no vayan a cumplirse nunca. A veces, no se ni por qué sueño. Dicen que los sueños son verdades escondidas. Pues, ojalá, fuera cierto, porque yo sólo quiero tener un poco de suerte. Igual es que no creo en algún Dios que pueda cumplirmelo; o bien porque quizá le pongo poco empeño, no se. La cuestión es que me siento como si aún tuviera dieciocho, y creyera que dentro de unos años todo cambiara. Pero en realidad, sigue pasando, cada vez me siento como si el tiempo me pesara. Como si llevara un mochila y todo lo malo se fuese acumulando ahí y lo bueno fuese como un suspiro que pasase fugaz por mi mente. El que vives en el momento, el que puedes llegar a recordar y a revivir, pero nunca será como ese momento, será parecido.
Pues así me siento yo, cómo si parte de mi vida se fuese evaporando poco a poco, como si no aprovechara el tiempo, como un escritor que tiene un montón de ideas en la mente que quiere plasmarlas todas pero poco a poco se va quedando sin tinta para hacerlo. Cómo perdida. Si eso, perdida. Una chica perdida en medio de una selva amazónica llena de sentimientos contradictorios.
Necesito algo, cosas que (me) hagan sentir que la vida, si vale, la pena*